Las teorías psicológicas de Sigmund Freud cambió muchas formas de pensar la realidad. El arte no fue la excepción. La locura había sido durante siglos una condición maldita: cuando no era considerada una posesión diabólica (postura desgraciadamente muy común por cualquier persona incluso por médicos de la época) provocaba incomprensión, rechazo y hasta llegaron a matar a los "locos" por ser simplemente "locos", algo incomprensible en estos días.
La gente podía asustarse hasta de sus propios sueños, cuando eran demasiado extraños, porque no entendían los mecanismos mentales que había detrás. El loco, en la literatura o el arte (en general), era siempre representado como una figura trágica; el bufón de Dios, cuyas ideas aberrantes eran objeto de burla, de ocultamiento o de piedad. A nadie se le hubiese ocurrido que las ideas nacidas en la locura podrían servir de inspiración (al menos directamente) para el arte.
Freud mostró al mundo que las ideas aberrantes no eran necesariamente producto de una maldición: explicó los sueños con su libro "La interpretación de los sueños" en 1900 o al menos lo intentó. Lo importante era la idea de que el consciente no es el único dueño de la mente, y que existe un subconsciente irracional dentro de todos nosotros. Algo que produce los sueños y, en aquellas personas cuyas barreras entre realidad y fantasía se rompen, también las alucinaciones y delirios. Una explicación científica que permitía explicar y si se quiere aceptar la locura despojándola de aquellos hechos satánicos.
La corriente que hizo mucho énfasis en el tema de lo inconsciente (o mejor dicho en los sueños y la fantasía) fue el surrealismo, dando sus primeros pasos en 1916. Breton, el gran fundador de esta vanguardia artística expone la psicología surrealista: el inconsciente es la región del intelecto donde el ser humano no objetiva la realidad sino que forma un todo con ella. El arte, en esa esfera, no es representación sino comunicación vital directa del individuo con el todo. Esa conexión se expresa de forma privilegiada en las casualidades significativas, en las que el deseo del individuo y el devenir ajeno a él convergen imprevisiblemente, y en el sueño, donde los elementos más dispares se revelan unidos por relaciones secretas. El surrealismo propone trasladar esas imágenes al mundo del arte por medio de una asociación mental libre, sin la intromisión censora de la conciencia. De ahí que elija como método el automatismo, recogiendo en buena medida el testigo de las prácticas mediúmnicas espiritistas, aunque cambiando radicalmente su interpretación: lo que habla a través del médium no son los espíritus, sino el inconsciente.
Así el arte surrealista, con sus influencias en Sigmund Freud y el Dadaísmo dá un nuevo giro al arte, no sólo se vio reflejado en el arte pictórico sino en muchas áreas también como la literatura, el teatro, entre otras tantas.
Pero volviendo al tema principal, lo que muchas veces se dice sobre el arte que es "liberador" es cierto. Las personas se sienten libres de expresar lo que sienten plasmando sus ideas en una hoja o un lienzo. Los últimos años de Vincent van Gogh estuvieron marcados por sus permanentes problemas psiquiátricos, que lo llevaron a ser recluido en sanatorios mentales de forma voluntaria, entre los que se encontraba el manicomio de Saint-Rémy; durante su internación tenia la posibilidad de tener su taller en una habitación aparte, donde realizaba sus trabajos. Uno de los primeros cuadros, fue Iris, donde muestra una gran vitalidad rítmica y una gran conjunción de colores. En esta época su pintura se caracteriza por la presencia de remolinos, como se puede observar en una de sus pinturas más conocidas, La noche estrellada.
La gente podía asustarse hasta de sus propios sueños, cuando eran demasiado extraños, porque no entendían los mecanismos mentales que había detrás. El loco, en la literatura o el arte (en general), era siempre representado como una figura trágica; el bufón de Dios, cuyas ideas aberrantes eran objeto de burla, de ocultamiento o de piedad. A nadie se le hubiese ocurrido que las ideas nacidas en la locura podrían servir de inspiración (al menos directamente) para el arte.
Freud mostró al mundo que las ideas aberrantes no eran necesariamente producto de una maldición: explicó los sueños con su libro "La interpretación de los sueños" en 1900 o al menos lo intentó. Lo importante era la idea de que el consciente no es el único dueño de la mente, y que existe un subconsciente irracional dentro de todos nosotros. Algo que produce los sueños y, en aquellas personas cuyas barreras entre realidad y fantasía se rompen, también las alucinaciones y delirios. Una explicación científica que permitía explicar y si se quiere aceptar la locura despojándola de aquellos hechos satánicos.
La corriente que hizo mucho énfasis en el tema de lo inconsciente (o mejor dicho en los sueños y la fantasía) fue el surrealismo, dando sus primeros pasos en 1916. Breton, el gran fundador de esta vanguardia artística expone la psicología surrealista: el inconsciente es la región del intelecto donde el ser humano no objetiva la realidad sino que forma un todo con ella. El arte, en esa esfera, no es representación sino comunicación vital directa del individuo con el todo. Esa conexión se expresa de forma privilegiada en las casualidades significativas, en las que el deseo del individuo y el devenir ajeno a él convergen imprevisiblemente, y en el sueño, donde los elementos más dispares se revelan unidos por relaciones secretas. El surrealismo propone trasladar esas imágenes al mundo del arte por medio de una asociación mental libre, sin la intromisión censora de la conciencia. De ahí que elija como método el automatismo, recogiendo en buena medida el testigo de las prácticas mediúmnicas espiritistas, aunque cambiando radicalmente su interpretación: lo que habla a través del médium no son los espíritus, sino el inconsciente.
Así el arte surrealista, con sus influencias en Sigmund Freud y el Dadaísmo dá un nuevo giro al arte, no sólo se vio reflejado en el arte pictórico sino en muchas áreas también como la literatura, el teatro, entre otras tantas.
Pero volviendo al tema principal, lo que muchas veces se dice sobre el arte que es "liberador" es cierto. Las personas se sienten libres de expresar lo que sienten plasmando sus ideas en una hoja o un lienzo. Los últimos años de Vincent van Gogh estuvieron marcados por sus permanentes problemas psiquiátricos, que lo llevaron a ser recluido en sanatorios mentales de forma voluntaria, entre los que se encontraba el manicomio de Saint-Rémy; durante su internación tenia la posibilidad de tener su taller en una habitación aparte, donde realizaba sus trabajos. Uno de los primeros cuadros, fue Iris, donde muestra una gran vitalidad rítmica y una gran conjunción de colores. En esta época su pintura se caracteriza por la presencia de remolinos, como se puede observar en una de sus pinturas más conocidas, La noche estrellada.
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